martes, 5 de enero de 2016

Pasar sin fijarse

Pasar sin fijarse

Es un día antes de navidad. La gente en la calle tiene buen semblante, sonríe. Hace calor, son las tres de la tarde, es un bonito día. Una persona que limpia los vidrios de las carros me interrumpe y dice: “Venga, mono, un segundo”. “Voy de afán”, le respondo. En la calle es mejor no hablar con nadie porque no se sabe que puede pasar. Aunque hay mucha gente a mi alrededor y es temprano, pero ¿para que perder el tiempo hablándole? Se va a poner fastidioso, insistente.

Hablamos desde lejos, cada vez me alejo más. “¿Tiene una camiseta, un saco? O una moneda, lo que sea". “No, no tengo”, y me tocó los bolsillos y niego con la cabeza. Sí tengo. Otro limpiavidrios me dice desde lejos: “Mono, denos algo”. “No tengo”, le digo, y vuelvo a negar con la cabeza, mostrándome apenado con ellos. El primero me dice que van a estar ahí toda la tarde, yo le digo que puede que más tarde pase. No lo voy a hacer. Una vez un señor que pedía plata al lado de mi casa me pidió un saco. Sentí algo de compasión y le dije que ya se lo traía. Me demoré como media hora escogiendo uno, entre los muchos que no uso, que no me costará tanto dárselo. Hace poco me fui de viaje y compré ropa, tengo más que antes y no sé qué sacar de mi cuarto.

No les daré plata porque me enseñaron que no hay que darle a la gente en la calle. ¿En qué se la gastarían? ¿Acaso yo la gastaría mejor? ¿Darles algo para sentirme mejor conmigo mismo? ¿Caminar a mi casa tres cuadras y buscar un saco durante media hora? Qué desgaste. Por ser estas fechas muchos sentirán misericordia y seguramente les darán varias cosas. Para qué les doy algo yo, puede que les terminé sobrando, como a mí.


Sigo caminando, me cruzó con alguien que conozco hace bastante, la miró por si ella me va a saludar, pero no lo hace. Desde que terminé con su amiga nos hemos cruzado un par de veces en la calle, pero ella siempre esquiva mi mirada. Me ignora como ignoramos a quienes piden limosna.

Fragmentos

Fragmentos 



Un hombre enamorado, Karl Ove Knausgard

 

Que el mundo está lleno de inválidos internos que se tropiezan los unos con los otros. Sí, sí, detrás de todo esos rostros hermosos y menos hermosos, pero al menos normales y no inquietantes con los que nos relacionamos. No mental -o espiritual- o psicológicamente, sino de un modo consciente, casi fisiognómica. Defectos en los pensamientos, la conciencia, la memoria, la capacidad de percepción, el entendimiento.

Pero es. ¡Ja, ja, ja! ¡Así es como es! ¡Mira a tu alrededor, hombre! ¿Cuántos defectos de comprensión crees que hay aquí reunidos? ¿Por qué crees que hemos establecido formas para todo lo que hacemos? Formas de diálogo o de conversación, formas de tratamiento, formas de lecciones, formas de servir, formas de comer, formas de beber, formas de andar, formas de estar sentado, incluso formas de sexo. De todo. ¿Por qué crees se ambiciona tanto la normalidad si no es por eso? Es el único sitio en el que podemos estar seguros de encontrarnos. Pero ni siquiera allí nos encontramos. Arne Naess habló de eso en una ocasión, de cómo se esforzaba por ser normal y corriente, mientras que es persona normal y corriente seguramente se esforzaba al máximo por llegar a Arne Naess. Y sin embargo no se encontrarían jamás, según Naess, nadie conseguiría construir un puente sobre el abismo que existía entre ellos. Formalmente sí, pero realmente no.

 

El libro vacío, Josefina Vicens

 

Pero esta noche estoy tranquilo, sereno, resignado mansamente al fracaso. También me sorprende poder escribir la palabra “mansamente”, aplicándola a mi mismo, porque la tenía reservada para mi madre (p,29).

 

 

Bartebly y compañía, Enrique Vila Matas

 

Decía el triestino Bobi Bazlen: “Yo creo que ya no se pueden escribir libros. Por lo tanto, no escribo más libros. Casi todos los libros no son más que notas de pie de página, infladas hasta convertirse en volúmenes. (p31)

 

Duchamp era bromista y amante de la pura fantasía verbal, entre otras cosas porque no creía precisamente demasiado en las palabras (p65).

 

Nadie atrapa al extraño impostor de Melville como nadie consiguió atrapar nunca a Duchamp, el hombre que no confiaba en las palabras: “Las palabras no tienen absolutamente ninguna posibilidad de expresar nada. En cuanto empezamos a verter nuestros pensamientos en palabras y frases todo se va al garete.” (p65).

 

“Una tendencia en la que se encuentra el único camino que queda abierto a la auténtica creación literaria; unatendencia que se pregunta qué es la escritura y dónde está y que merodea alrededor de la imposibilitad de la misma”… (p13)

 

Sólo de la pulsión negativa, sólo del laberinto del NO puede surgir la escritura por venir. (p30).

 

Al igual que en el Carta de Lord Chandos (donde se nos dice que el infinito conjunto cósmico del que formamos parte no puede ser descrito con palabras y por lo tanto la escritura es un pequeño equívoco sin importancia, tan pequeño que nos hace casi mudos) (p34).

 

De los diarios de Joubert… “¿Qué pretendo y deseo ejerciéndolo? ¿Será escribir y comprobar que me leen? ¡Única ambición de tantos! ¿Es eso lo que quiero? Esto es lo que debo indagar sigilosa y largamente hasta saberlo.” (p57)

 

Y es que, en realidad, Joubert sabía que estaba buscando lo que ignoraba y que de ahí venían la dificultar de su búsqueda y la felicidad de sus descubrimientos de pensador extraviado. Escribió Joubert en su diario: “Pero ¿cómo buscar allí donde se debe, cuando se ignora hasta lo que se busca? Y esto ocurre siempre cuando se compone y se crea. Afortunadamente, extraviándose así, se hace más de un descubrimiento, se hacen encuentros felices. (p57)

 

En Joubert, como en Mallarmé, el deseo de sustituir la lectura ordinaria, donde es necesario ir de una parte a la otra, por el espectáculo de una palabra simultánea, en la que todo estaría dicho a la vez sin confusión, en un resplandor -por decir con palabras de Joubert- “total, apacible, íntimo y por fin uniforme”. (p58)

 

“El arte es una estupidez”, dijo Jacques Vaché (…) “… el repudio de la obra se convierte en una nueva fuente de validez, en un certificado de indiscutible seriedad. Esa seriedad me la describió Vaché, es una serie que consiste en no interpretar el arte como algo cuya seriedad se perpetúa eternamente, como un fin, como un vehículo permanente para la ambición. Como dice Susan Sontag: La actitud realmente seria es aquella que interpreta el arte como un medio para lograr algo que quizá sólo se puede alcanzar cuando se abandona el arte”. (p74).

 

Bob Dylan

 

La vida no se trata de encontrarte ni de encontrar cualquier cosa. Se trata de crearte a ti mismo y de crear cosas.

 

Alfred Lord Tennyson, poema

Hateful is the dark-blue sky, Vaulted o'er the dark-blue sea. 

 

Ida Vitale:

Los rostros.
Repasar, pesar bien lo que callan.
Como no estás a salvo de nada, intenta ser tú mismo la salvación de algo.

 

Vincent Van Gogh

 

Tengo… una terrible necesidad… ¿diré la palabra? … de religión. Entonces salgo por la noche y pinto las estrellas. 

 

El libro se llama El mapa y el territorio, de Michel Houellebecq

 

Estoy contento de que seas autónomo -respondió su padre-. En mi vida he conocido a varios individuos que querían ser artistas y a los que mantenían sus padres; ninguno consiguió triunfar. Es curioso, podría creerse que la necesidad de expresarse, de dejar huella en el mundo, es una fuerza poderosa; y, sin embargo, por lo general no basta. Lo que mejor funciona, lo que empuja a la gente con la mayor violencia a superarse sigue siendo la pura y simple necesidad del dinero. 

 


Leonard Cohen May you be surrounded by friends and family, and if this is not your lot, may the blessings find you in your solitude.




Mad Men

Es una buena chica y quiere que la conozca, pero ya la conozco. Las personas te dicen quiénes son, pero lo ignoramos porque queremos que sean como nosotros deseamos.


Cuando un hombre entra en una habitación, lleva toda su vida consigo. Tiene un millón de razones para estar en cualquier parte. Pregúntale. Si escuchas te dirá como llegó allí, cómo olvidó hacia dónde iba y luego despertó. Si escuchas, te contará sobre la época en que se creía un ángel o soñaba con ser perfecto. Y luego sonreirá con sabiduría, satisfecho de haber entendido que el mundo no es perfecto. Somos defectuosos porque queremos mucho más. Estamos arruinados porque conseguimos estas cosas y anhelamos lo que teníamos.